lunes, 24 de septiembre de 2018

VIAJAR CON CÁNCER

El placer de viajar y descubrir nuevos lugares, culturas y tradiciones nos puede aportar  muchísimos beneficios y felicidad. Viajar ayuda a desconectar de muchos de tus problemas y te aporta nuevas perspectivas de cara a la vida.  
Por estas razones, una vez controlada la enfermedad, planificar un nuevo viaje, puede ayudarnos a experimentar una mejoría tanto a nivel físico como mental. Tras finalizar los tratamientos, plantear un viaje como un nuevo reto o una victoria son opciones muy frecuentes y aconsejables. Explorar y descubrir nuevos lugares tras otro ciclo de quimio se convierte en una recompensa. Y  ese viaje como objetivo establecido a corto plazo, se convierte en tu mejor aliado para sobrellevar los malditos efectos secundarios.

Aun así, hay que tener en cuenta algunos consejos que son útiles para los enfermos con cáncer a la hora de viajar:

-      Habla con tu médico y cuéntale tu plan de viaje. Él podrá darle su opinión respecto a tu estado actual de la enfermedad o si tienes más o menos riesgo de viajar tras alguno de los tratamientos administrados y te aconsejará si necesitas por ejemplo vacunas o algún cuidado especial en el destino elegido.
o Así podrás organizar tus necesidades médicas con antelación y criterio médico.

-      Si no te siente con fuerzas o animado, retrasa la fecha del viaje. Escucha a su cuerpo y no intentes forzarte por volver a viajar. Utiliza las fechas en las que te sientas más recuperado y estable emocionalmente.

-      Si estás pensando en un viaje largo que coincida con alguna fecha de quimioterapia, consulta en tu hospital si existe la posibilidad de administrar el tratamiento en algún hospital más cercano de tu destino. Si no es posible, intenta cambiar las fechas para cuadrarlo todo.

-      Planifica viajes cortos y organizados con horario de descanso. Ten claro cuáles son tus límites y no intentes forzar tu cuerpo. Viajar cansa y agota y esto hay que tenerlo en cuenta a la hora de plantearse excursiones excesivamente largas o complicadas.
o Estudia las diferentes posibilidades de  acceso a los destinos que has elegido para poder escoger la opción que más se adapte a tu estado físico.

-      No olvides la importancia de una correcta hidratación y protección solar. (Muchos tratamientos de quimioterapia pueden generar una sensibilidad extrema a la radiación solar y provocar quemaduras con mayor facilidad).

-      Lleva los medicamentos necesarios y aquellos que puedas necesitar ante los imprevistos más frecuentes de tu enfermedad.  En caso de volar, intenta ponerlos en la maleta de mano que vayas a llevar contigo y no en la facturada, por riesgo de pérdida.

-      Lleva un informe del estado actual de tu enfermedad, diagnóstico y tratamiento que necesitas. Si el destino es en otro país, sería interesante llevar una copia del informe en el idioma correspondiente.

-       Si desea volar, tenga en cuenta las largas colas y posibles horas estresantes en los aeropuertos. Además si tiene una cirugía reciente, durante el vuelo y debido al aumento de presión puede experimentar más dolor e inflamación.
o Pacientes que tienen una linfadenectomía pueden experimentar inflamación del miembro intervenido. Las medias o mangas de compresión podrían ayudar a evitarlo en los casos que el linfedema sea sintomático o tenga muchos factores de riesgo de desarrollarlo. Consúltalo con el médico para que te aconseje en tu caso.
o   Es muy importante que intente levantarse y caminar con frecuencia si el vuelo es largo para evitar posibles complicaciones con la formación de trombos sanguíneos. 

-      Si vas a viajar fuera de España, solicita la tarjeta sanitaria europea para que te permita acceder a la sanidad pública durante tu estancia en el país europeo que hayas elegido viajar. Infórmate antes de las condiciones de los sistemas sanitarios de cada país, pues probablemente en alguno tengas que abonar una determinada cantidad por la atención medica recibida, que después se te reembolsa cuando vuelves a España. 

-       La opción de  contratar un seguro médico es muy aconsejable en los casos de enfermedades oncológicas, ya que el seguro se haría cargo de los gastos desde un primer momento. Para asegurarse de este punto es interesante buscar alguno que cubra este tipo de tratamientos y patología. 


Durante una enfermedad tan dura como lo es un cáncer, viajar  puede ser placentero e incluso beneficioso, convirtiéndose en uno de los mayores placeres del mundo, ya que la enfermedad te hace valorar más los pequeños detalles y encontrar una paz interior que te ayuda cada día a tener nuevos objetivos e ilusiones... 


Permíteme un último consejo:


-       No olvides disfrutar del destino y volver con la maleta llena de recuerdos y experiencias agradables para continuar el viaje de la vida planificando nuevos destinos… y si es posible, con una sonrisa.

sábado, 7 de abril de 2018

...LOS MÁS PEQUEÑOS...

El cáncer infantil es uno de los diagnósticos más duros que puedes recibir. Aunque si se diagnostica a tiempo tiene altas tasas de curación, en otros casos la enfermedad gana la batalla. En este post hablaremos sobre la experiencia y los sentimientos de los padres cuando les informan de un pronóstico sin tratamiento curativo:

Cuando aparece la enfermedad en los más pequeños y escasean las esperanzas, los niños se hacen conscientes antes de tiempo, quizás mucho antes que los padres, a los que les cuesta más afrontar la cruda realidad que se avecina. Muchas veces, los niños incluso ayudan a sus progenitores a superar el bache a seguir adelante.

La respuesta ante una vivencia así provoca un rápido aprendizaje del significado de la vida, aprenden a valorar lo más importante del día a día; muchos enseñan a los más mayores, antes de tiempo el significado de las pequeñas cosas, de los detalles que pueden parecen en un principio insignificantes pero que poco a poco cobran un valioso sentido. Parece irónico que sean ellos, tan pequeños los que tienen que dar lecciones del valor de una sonrisa o una caricia.

En la mayoría de las ocasiones, los niños viven sin pensar en el pasado, saben que es mucho más importante el presente. Lo que tienen hoy. Quizás no haya mañana. Puede que no haya año que viene. Quizás no tengan un futuro muy lejano. Quizás sí. Pero con enfermedades así muchas veces no lo puedes prever. Sin avisar, se han roto sus planes de futuro. A los padres se les escapan las expectativas de futuro que tenían para sus niños. Esto es desesperante.
Y los niños, de una forma u otra lo saben. Pero llegan a aceptarlo. Viven con ello de una forma más sana que los que están a su alrededor.

Ayudan en casa a  interiorizar la oscura posibilidad de una forma más dulce. Es increíble como algo tan duro pueden llegar a hacerlo llevadero. No importan los años del niño al diagnóstico. Un padre nunca está preparado para superar algo así. Da igual la edad que tengan para que desde la enfermedad consigan enseñarte el valor de la vida, la calidez de los abrazos… la importancia de cuando estás bien y no te das cuenta. Paradojas de la vida ante la cercanía de la muerte.


Es inevitable cuando se está en una situación así buscar un sentido y un por qué. Es difícil entender nada dentro de la profunda tristeza. Pero en estos casos, no hay que buscar sentido a la muerte, sino a la vida.
La vida sigue y la muerte está ahí para recordárnoslo en cada momento. Todo seguirá. El tiempo que los más pequeños están con nosotros es el tiempo que cuenta, lo que más vale. Hay que quedarse con eso. Por muchas vueltas que se le de a la muerte, no encontraras ningún sentido. No lo tiene. Es injusta. Duele. Es un vacío horrible para lo que se quedan. Y todo sigue como si nada. Puede que esto sea lo más difícil. Seguir el ritmo de la vida. Nada para. Ni la rabia y la impotencia. Todo continua.

Muchas veces por desgracia no puedes controlar la enfermedad. Tampoco controlas la impotencia con niños inocentes. Pero NO hay que olvidar que puedes acompañar. Sonreír. Aunque duela. Son momentos difíciles para los niños también, por ello intenta que olviden la tristeza al ver tu rostro. Regalar sonrisas en días duros puede ayudar a olvidar el miedo. Ayúdale a olvidar por unas horas que están enfermos y que el final acecha en la planta de un hospital.
Desde el diagnostico lo más importante es sacar fuerza. De donde no la hay. Llorar nunca ha sido una opción en la vida de la mayoría de los padres hasta que sienten la impotencia de cerca. Es comprensible. Darías todo por cambiar la situación. Por borrar la enfermedad. Olvidar el sufrimiento. Pero no se puede, no es tan fácil. A veces el cáncer gana terreno. Pero no puedes rendirte ante esta adversidad.
Ya habrá tiempo de llorar. Ahora sonríe. Regala tu vitalidad y apoyo. Disfruta los días que te regala la vida. No anticipes acontecimientos. Observa amaneceres. Haz que cada momento cuente.

Aun así, cuando llega el final y un hijo se va antes de tiempo tienes que aprender a reordenar tu vida. Cambiarán tus valores en el duelo. Te obligará a empezar de nuevo y aceptar la realidad presente. Todo lo demás sigue, incluso su recuerdo. Son tiempos que jamás olvidará; Es un proceso doloroso y complejo, pero sin duda necesario finalmente y muy reparador emocionalmente.

La muerte intensifica todos los sentimientos: la rabia, la duda, el miedo, el silencio… pero también la generosidad, la unión y la alegría. Así que, dentro de lo posible, es importante RECORDAR los ratitos que conseguiste sacarle el miedo, la frustración o el sufrimiento de dentro… recordar los momentos tan intensos que te regaló tu niñ@. 
Y si es posible, recordarlo con una sonrisa.




miércoles, 21 de marzo de 2018

EL DIA A DIA TRAS EL DIAGNOSTICO

Desde el momento del diagnóstico de cáncer, la INCERTIDUMBRE y la IMPOTENCIA pasan a formar parte de tu día a día. Todo se tambalea, todo tiembla. El miedo se vuelve tu compañero más habitual y pocos son los momentos en los que puedes olvidar que esa maldita enfermedad ha entrado en tu vida.

Sin duda el principio es duro, cuesta aceptar que algo ha cambiado y aunque con el tiempo consigues asumir la realidad y hacerla más llevadera, la vida cambia.

Siempre hay algo de miedo. Nunca se va la duda.
Siempre te preguntas por que a ti. Nunca encuentras respuestas lógicas.
Sientes rabia, impotencia. Nunca logras encontrar solución que te calme del todo.
Siempre tienes que esperar nervioso a la siguiente revisión y por muy bien que te encuentres, nunca vas del todo tranquilo.
Siempre piensas que podría volver. Nunca puedes estar seguro.

Un diagnóstico tan duro te cambia la vida, te cambia la forma de ser, de ver las cosas. Cambia y perturba tu rutina. Cambian tus prioridades. Rompe con tu normalidad.

Cada persona es un mundo a la hora de afrontarlo pero siempre deja señal. Nunca nada vuelve a ser igual.

Puede que en este proceso te enfades con el mundo, rompas a llorar de impotencia o que empieces a valorar los detalles de la vida. Pueden pasar tantas cosas…

Es difícil convivir con el cáncer, nadie dice lo contrario. Nunca dejas de aprender del dolor ni te abandonan los nervios que llegaron con el diagnostico. Es un camino duro, pero siempre que se pueda hay que intentar disfrutar de cada momento de la vida, saborear los pequeños placeres e intentar olvidar esos miedos que muchas veces inundan nuestros pensamientos… la vida y la medicina siguen avanzando, por ello no hay que perder la esperanza ni la ilusión, se debe intentar ver cada día nuevo con optimismo,


 …Y si es posible, con una sonrisa…